sábado, 17 de noviembre de 2007

Las Leónidas: Un espectáculo difícilmente predecible


Durante la madrugada del domingo día 18 de noviembre tendrá lugar la lluvia de estrellas fugaces Leónidas, el material residual eyectado por el cometa 55P/Tempel-Tuttle. Los observadores podrán contemplar una lluvia de estrellas fugaces, pudiéndose observar una docena de meteoros/hora en las mejores condiciones.

Aunque se trata de una lluvia con actividad difícilmente predecible, es poco probable que se puedan observar más de 15 meteoros por hora en buenas condiciones atmosféricas. Se estima que el máximo de esta lluvia tendrá lugar concretamente hacia las 02:50 T.U. del 18 de noviembre de 2007. Aún así, algunos especialistas en este tipo de fenómenos han sugerido que durante la noche del domingo 18 al lunes 19 podría también producirse cierta actividad meteórica. No será un espectáculo como el que tuvo lugar en años anteriores, pero no por ello tendrá menor interés.

Las observaciones realizadas entre 2003 y 2005 demostraron que el periodo de tormentas intensas de meteoros leónidas que tuvo lugar entre 1998 y 2002 -asociado al paso por el perihelio del cometa 55P/Tempel-Tuttle había finalizado, disminuyendo la actividad de esta lluvia. Aún así, no hay predicciones fiables sobre un incremento de la actividad hasta 2009, si bien pueden producirse ciertos picos de corta duración en el presente y posteriores años.

Al recorrer su órbita en torno al Sol, la región que la Tierra atraviesa en noviembre se encuentra plagada de fragmentos minúsculos -milimétricos y principalmente micrométricos- del cometa Tempel-Tuttle. Estos materiales han sido expulsados al espacio desde este cometa al aproximarse periódicamente al Sol, hecho que sucede cada 33 años. Tales fragmentos, al caer contra la Tierra, se incineran en pocos segundos o décimas de segundo como consecuencia de la fricción con la atmósfera de nuestro planeta. De todas formas, no todos los años se atraviesa exactamente la misma región de residuos cometarios.

Algunos años, como 1998 ó 1999, muchos de los fragmentos eran ligeramente mayores y más numerosos, provocando la aparición de bólidos muy brillantes. El nombre de "Leónidas" procede del hecho de que las estrellas fugaces parecen radiar de la constelación de Leo, aunque para verlas no es imprescindible fijar nuestra vista en dicha constelación; cualquier región del cielo es apta para observar.

Para llevar a cabo las observaciones es recomendable situarse en un área de cielos muy oscuros, lejos de luces artificiales parásitas. De vital importancia en esta época del año es ir bien abrigado (empleando un saco de dormir si es necesario) y llevar bebida caliente en un termo. Es especialmente apropiado o útil transportar una tumbona o una silla abatible que nos permita permanecer cómodamente en posición prácticamente horizontal si pretendemos permanecer varias horas observando la lluvia de meteoros.

Hay que considerar el hecho de que las partículas que conforman el enjambre de las Leónidas suelen ser especialmente pequeñas, de tal manera que es muy habitual que se produzcan meteoros rápidos y con estelas débiles en vez de estrellas fugaces brillantes. Esta es la razón por la cual es muy importante llevar a cabo estas observaciones en zonas en las que los cielos sean muy oscuros -en campo abierto, preferiblemente- y en donde no nos molesten otras fuentes de iluminación cercanas. La presencia de la Luna en cuarto creciente favorecerá la observación durante la segunda mitad de la noche.

Por otro lado, es precisamente durante las horas anteriores al amanecer cuando nos encontramos orientados en la dirección de avance de la Tierra en su órbita en torno al Sol. Esto significa que durante este intervalo de tiempo nos dirigimos directamente de frente barriendo el enjambre meteórico, de tal forma que observamos una tasa mayor de estrellas fugaces.

La siguiente lluvia destacada, las Gemínidas, tendrá lugar hacia el 13-14 de diciembre y con condiciones de observación muy aceptables.

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